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Contra la ira, autoconocimiento

¿Reflexionamos sobre la ira?
Es lo que Gustavo G. Diez hizo en el diario Expansión junto a otros expertos
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ESCRITO POR
GUSTAVO DIEX
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¿Reflexionamos sobre la ira? Es lo que Gustavo G. Diez hizo en el diario Expansión junto a otros expertos, para su reportaje "Por qué enfadarse puede arruinar su trabajo". Como sintetizan en este medio: "Estar siempre enfadado hace un flaco favor a su desarrollo profesional. Si no consigue detectar y controlar el origen de este sentimiento mermará su capacidad productiva y le conducirá a una sensación de injusticia, a menudo ficticia, que frenará o destruirá su carrera". 

Por su parte, Gustavo, director de Nirakara Lab, argumentó cómo la ira es un lastre cuando no te adapta a tu entorno. Y los motivos pueden ser muchos, como un modo de vida que no satisface, "lo que hace sentir una injusticia profunda que lleva a la falacia de que no se pueden hacer cambios, cuando no es así. Vivimos en una sociedad que ofrece la posibilidad de cambiar y acceder a una forma de vida que sintamos provechosa. Hay mucha gente que vive en ira continua y se cuece en su propia bilis, porque hay algo que perciben que les hace sentirse así". Señala que no existe una receta clara para huir de ahí: "La clave es algo que conocemos desde la Grecia clásica: el autoconocimiento ¿Cómo si no podemos regular algo que no conocemos?".

También propone lo que se denomina consciencia granular, ya que desde su visión es el método más eficaz para mitigar la irascibilidad: "Se trata de conocer al detalle aquello que está ocurriendo. Generar una reflexión en el tiempo. La ira tiene que ver con un estado de amenaza o una injusticia que uno percibe". Explica que ante una situación incómoda, los profesionales no tienen el coraje de hablar, lo que desemboca en una ira continua que pagan con terceras personas.

¿Qué hace un equipo de trabajo cuando hay algo que provoca estrés?, se pregunta Díez, quien plantea algo tan habitual como los expedientes de regulación de empleo: "Los trabajadores tienen miedo y lo mejor que pueden hacer es hablar de ello con honestidad, sin refugiarse en el positivismo. Creo que en ésta y otras situaciones hay un exceso de revaluación y, sin embargo, no se airean los miedos o las emociones que suscitan un cambio de este tipo". Y, en estos casos, alude a los líderes como los principales motores: "Si estamos ante un obtuso emocional que padece una ira crónica constante y evita los conflictos mediante una estrategia de distracción... esto en un grupo de trabajo es ineficiente y la gente se va".

Pero la clave es honestidad radical. No es fácil conocerse porque tenemos muchos mecanismos de evitación del dolor. Reconocer cosas tan fuertes como que hay un problema real en nuestra forma de vida es tan abrumador, que preferimos tirar balones fuera. Por eso tenemos que tener cuidado con la positividad.

La ira no es mala. Es una emoción que nos protege. Esto lo tenemos que tener claro. Debemos entender la ira, no como un veneno que nos corroe, sino como una alarma que nos alerta de algo. Tenemos que encontrar la fuente de la ira y dar los pasos para resolver lo que sea. ¿Fácil? No, pero siempre es mejor que vivir cocido en tu propia bilis.

Escrito por Gustavo Diex

Director del Instituto Nirakara,
Físico Teórico (UAM). Máster en Neurociencia (UAB). Máster en Inteligencia Artificial (UPM). TDI en el Centro de Mindfulness de la Universidad de Massachusetts. Codirector del MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction) de la Universidad Complutense de Madrid y Codirector del Máster en Mindfulness en Contextos de Salud de la UCM. Investigador y profesor de Intervenciones basadas en Mindfulness.

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