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Envejecimiento sano, ¿cómo lograrlo?

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LOLA SALADO
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La vejez asusta, sobre todo si transita por enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, hay buenas noticias: cada día se conocen con más evidencia científica los ladrillos que construyen un envejecimiento sano, aunque los grandes sabios de todas las épocas parece que siempre los han conocido: “Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida”, Pitágoras de Samos.

El pasado 15 de septiembre, Fernando Maestú, director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional en el Centro de Tecnología Biomédica y catedrático de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid, reinauguró tras el verano el Ciclo de Conferencias de Medicina del Estilo de Vida 2021, con “Estilo de vida y envejecimiento neuronal”, ya disponible en la plataforma de Nirakara Lab. Acompañado por Nazareth Castellanos, directora de Investigación, y Gustavo G. Díez, directores  ambos de Nirakara Lab, destacaron su reconocimiento internacional ante su inmensa labor en la investigación del envejecimiento y su visión vanguardista al ser el primero que comenzó a trabajar con magnetoencefalografía, la única máquina que había en España hasta hace muy poco.

Cuando tomó la palabra, Fernando hiló hebra a hebra la investigación científica desarrollada en su laboratorio que muestra cómo el compromiso con desarrollar una reserva cognitiva y cerebral óptimas suele incluir la recompensa de un buen envejecimiento, alejado de enfermedades como el Alzheimer. Nada más comenzar, aclaró que una buena reserva cognitiva se logra a lo largo de toda una vida, con la actividad laboral, la formación académica y actividades de ocio saludables. A su vez una buena reserva cerebral suele ser fruto de la actividad física y la alimentación.

A su pregunta ¿qué puedo hacer para retrasar la aparición de la enfermedad neurodegenerativa, si tengo un perfil genético con papeletas?, respondió con un “tienes que hacer mucha actividad cognitiva, actividad física y comer bien. Pero a esto que todo el mundo sabe”, en palabras del investigador, le sumó las investigaciones y resultados científicos de su equipo, con varias primicias muy positivas dirigidas a los familiares de enfermos de Alzhéimer. A la vez, su conferencia de gran altura académica trató de que fuera accesible para todos, introduciendo claves para los no expertos: “voy a hilar lo que es el envejecimiento y lo que es la demencia juntas, porque en realidad van juntas. Y cuando hablamos de que alguien tiene Alzheimer, su enfermedad empezó 20 años antes. Es muy probable que las personas que estamos en la década de los 50 estemos ya desarrollándola si tuviéramos que tenerla”. A los 75 años, cuando dé la cara ya estará muy avanzada, dio a entender.

En la etapa preclínica, dijo, nadie sabe si va a tener demencia, se está bien, se sigue trabajando y haciendo las actividades cotidianas, pero si fuéramos a tener demencia, ya comenzaríamos a tener una altísima acumulación de amiloide, poco después tendríamos disfunción sináptica, progresivamente iríamos teniendo una fosforilación de la proteína Tau, en la que habría alteraciones a nivel axonal, e incluso también a nivel dendrítico porque también hay Tau en la dendrita, y ya empezaríamos a vivir algo de quejas sucesivas de pérdidas de memoria. “Notaríamos que el cerebro ya no va igual. Para luego entrar en las etapas de deterioro cognitivo leve y finalmente demencia”.

El científico incidió en que “todo esto ocurre mucho antes y es ahí justamente donde los estilos de vida pueden cambiar la dinámica”. Según explicó, el amiloide correlaciona con la edad; es decir, la población con más de 85 años tendrá un cerebro amiloide positivo, lo que no implica que tenga la enfermedad de Alzhéimer. “Amiloide vamos a ir acumulando todos, más rápido, más lento, y acaba siendo muy toxica para muchas de las cosas que hace el cerebro. Pero hay que saber que si yo empiezo ahora a los 50 o a los 60, cuanto antes mejor aunque cualquier momento es bueno, a modificar mis estilos de vida, también puedo cambiar o al menos retrasar estas dinámicas neurotóxicas”, avisó.

Seguidamente, Fernando expuso cómo las alteraciones neurofisiológicas (oscilaciones cerebrales) pueden también alterarse muy pronto en el tiempo y servir como muy buen biomarcador, destacando el trabajo del grupo de Javier García Marín, para posteriormente entrar en el biomarcador neurofisiológico desarrollado en su laboratorio. “Esto sonaba muy raro hace 20 años, (…) pero nosotros manteníamos que a lo mejor parte de lo que ocurre con las proteínas es debido al mal funcionamiento de la actividad neuronal y lo seguimos manteniendo, aunque todavía no lo hemos demostrado del todo, pero creemos que sería muy interesante demostrar cómo la hiperexcitabilidad cortical genera más amiloide y por tanto podría ser un factor iniciador de su acumulación”.


La base de datos más grande del mundo sobre envejecimiento


A continuación explicó cómo en su laboratorio comenzaron a hacer investigaciones tanto clínicas como relacionadas con biomarcadores, trabajando en este momento intensamente con los estilos de vida. “Una vez que hemos encontrado el biomarcador, podemos hacer diagnósticos tempranos del envejecimiento patológico y del envejecimiento normal. Así si está un poquito acelerado, tenemos que ver cuáles son los factores que provocan resiliencia en el cerebro y que podrían permitir la recuperación de sus balances de excitación e inhibición tan importantes”.

Ya hace 10 años, a partir de este enfoque, comenzaron a desarrollar una base de datos que hoy en día es la más grande del mundo de magnetoencefalografía y envejecimiento. “De hecho, nos llaman de muchos proyectos internacionales para poder usar nuestra base de datos. No hay otra con más de 600 sujetos, gracias a todas las personas que han participado, ya que se forma con gente que son controles, quejas cognitivas subjetiva, deterioro cognitivo leve, familiares… Últimamente es en lo que estamos más involucrados, con lo cual hemos podido tener una base de datos donde todos ellos tienen magnetoencefalografía, muchos resonancia magnética, estudio genético, neuropsicología, ejercicio físico, información química de todos, información de neuroinflamación que es tan importante; también información muy exhaustiva sobre nutrición y en algunos incluso hemos  conseguido biomarcadores de los más tradicionales”.

Según contó, empezaron a estudiar a personas con deterioro cognitivo leve para ver cómo era su balance excitación e inhibición en relación con el del envejecimiento normal. “Durante el envejecimiento vamos perdiendo sinapsis inhibitoria, terminales gabaérgicos… lo que hace que las neuronas empiecen a tener disparos más permanentes, un poquito más de sincronía, por tanto que procesen un poco peor la información”.

“Fíjense –dijo– estoy hablando de una cosa muy simple: si consiguiéramos renovar el balance excitación e inhibición, muchos de los ancianos que han perdido un poquito de memoria, y van perdiendo cosas, igual no lo hacían, o mejoraban muchísimo su actividad cognitiva. Si realmente esta idea es buena (el tiempo, la ciencia y otros grupos que lo corroboren lo dirán), sería un gran avance para entender por qué según envejecemos perdemos habilidades cognitivas. En mi opinión es simplemente por este balance tan importante”.


Estilo de vida, la respuesta a un envejecimiento sano


Tras detallar las investigaciones de su equipo en curso que profundizan en esta hipersincronía (con la pérdida del balance excitación e inhibición), avanzó hacia cómo se puede cambiar. Los estilos de vida tienen la respuesta y ahí es donde hoy ponen el foco:  en cómo el estilo de vida puede modificar características neurofisiológicas determinantes para perder capacidades cognitivas y finalmente desarrollar algún tipo de neuropatología o de neurodegeneración.

Fernando Maestú detalló sus investigaciones sobre reserva cognitiva, actividad física y alimentación tal y como prometió al inicio de su conferencia:

  • Reserva cognitiva. A partir de los trabajos de Kirchhoff, que demostraban cómo precisamente en regiones prefrontales temporales se incrementaba la actividad en función de entrenamientos cognitivos específicos en estrategias de memoria, aprovecharon que en el Centro de Prevención de Deterioro Cognitivo del Ayuntamiento de Madrid hacen un “fantástico trabajo desde hace muchísimos años con un programa de entrenamiento ideado por ellos. Por tanto, lo único que hicimos fue acoplar nuestro diseño experimental a lo que ellos ya hacían, con personas que tenían quejas subjetivas de memoria. Así que les hicimos magnetoencefalografias. Posteriormente, unos se sometían a entrenamiento cognitivo y otros no. Lo mismo hicimos con ancianos normales que no tenían quejas pero que también querían someterse a una mejoría de su capacidad cognitiva".

    Lo más interesante –explicó– es que aquellas personas que tenían quejas subjetivas de memoria y no se trataron incrementaron su sincronía a lo largo del tiempo. Es decir que este factor patológico incrementaba en función del tiempo. Lo vimos al medirlos a los 6 meses y observamos cómo esa sincronía iba incrementando su factor patológico. Sin embargo, aquellos que se habían sometido a un entrenamiento cognitivo, esto no ocurría, se estabilizaban.

    Por tanto, “podemos decir que un entrenamiento cognitivo de 30 sesiones de 90 minutos cada sesión, en grupos de 12 personas, tres veces a la semana, con entrenamiento en lenguaje,  percepción y atención funcionan. Lo más interesante en este tipo de entrenamiento son las estrategias cognitivas que se entrenan en habilidades de codificación y recuperación de información que fomenta la metamemoria”.

  • Actividad física. “Ustedes lo saben, la actividad física es muy importante en cualquier momento de la vida. Hay muchísimos artículos que lo demuestran. La revisión How Does Exercice Reduce the Rate of Age-Associated Cognitive Decline? A Review of Potential Mechanisms me parece de las mejores, mostrando los efectos positivos a nivel cardiovascular, mejora de los factores tróficos de señalización de neurotrofinas, que tiene efectos a nivel inmunológico, reduciendo la respuesta neuroinflamatoria y además se sabe que incrementa la neurogénesis, y por tanto también el árbol dentrítico”.

    No dejó de incidir en que solo tener un buen rendimiento cognitivo sino se acompaña con ejercicio físico no servirá, ya que al cerebro le costará más reconectarse, que si se suman todos estos factores, para a continuación entrar en las investigaciones que en este ámbito han llevado adelante en su laboratorio. “Hemos hecho estos mismos estudios, hemos intentado demostrarlos nuevamente tanto en familiares como en ancianos normales y lo que hemos visto es que precisamente la actividad física mejoraba la sincronía en el sentido de una sincronía flexible entre el hipocampo y las regiones prefrontales (…) Y por eso hago balonmano”, confesó.

  • Nutrición. Fue el último factor que revisó y que está investigando con la Facultad de Farmacia, destacando la dieta mediterránea. En la actualidad, están en proceso de publicación con unos resultados muy novedosos que dijo contar casi en primicia.

    “Las personas de nuestra muestra, jóvenes y ancianos normales, (hablo de envejecimiento normal), que tenían sobrepeso y por tanto una dieta no sana, tenían ya un incremento en las misma regiones que son las peligrosas para nosotros, las que nos están dando como indicador de las cosas que van a pasar después. En cambio, las personas que tenían una dieta sana, tenían una reducción de esta hipersincronia patológica.

    Así que la dieta es un factor súper importante para tener un control de la homeostasis excitación inhibición, tan crucial. A su vez, comer bien hace que nuestra microbiota sea mejor. Entonces, ¿hay una relación entre lo que como y mi actividad cerebral? Por supuesto que la hay. Hay una relación directa y estos signos patológicos que típicamente encontramos, no aparecen si se come bien”.


Primicia familiares Alzhéimer: una buena alimentación aleja los riesgos de sufrir Alzhéimer

Pero Fernando y su equipo quisieron, como él dice, mirar todavía más, y pusieron su foco en personas familiares de enfermos de Alzhéimer, por el posible riesgo.

Y, ¿qué encontraron? Buenas noticias para los familiares portadores de la APOE 4. “Si usted come bien, no tiene problemas. No tiene hipersincronía. Esto es lo más importante. Si un familiar, incluso portador del gen, si está comiendo bien, no tiene diferencias en su sincronía con el grupo control. Con lo cual quiere decir que la dieta es algo que modifica este factor o afecta de alguna manera; es decir, modula este factor de la pérdida de control excitación inhibición.

Ahora, si comparamos personas no familiares obesas con personas familiares obesas, ahí encontramos las grandes diferencias. Los familiares de enfermos de Alzhéimer que eran obesos frente a los controles que eran obesos nuevamente tenían una alta hipersincronía. “Así que si eres familiar de un enfermo de Alzhéimer lo que tienes que hacer es comer muy bien. No puedes estar obeso si quieres proteger tu cerebro y retrasar la enfermedad”, aconsejó para añadir: . Y esto es para todo el mundo, no solo para familiares.

“Nuestros estudios demuestran, desde el punto de vista empírico y con un biomarcador que llevamos estudiando desde hace 20 años, que se modifica este biomarcador en función de la dieta, el ejercicio físico y la actividad cognitiva”, sintetizó antes de pasar a las conclusiones:

“En el envejecimiento normal y en el patológico esta hipersincronia (pérdida del balance excitación inhibición) predice demencia; incrementa con la presencia de amiloides, que es un factor que está en el envejecimiento general, pero la noticia más importante de nuestros estudios es cómo los estilos de vida, claramente, modifican esta pérdida del balance, esta pérdida de la homeostasis entre excitación e inhibición. Son muy importantes para tener redes cerebrales funcionales, funcionalmente adaptativas y que se pueden controlar, si hacemos estas tres cosas".

"Lo sabían ya ustedes que tenían que hacer este estilo de vida, lo único que les he traído aquí hoy son demostraciones empíricas con un biomarcador ya muy bien determinado del envejecimiento normal y patológico”.

Antes de pasar al turno de preguntas, quiso agradecer - cómo a él le gusta decir - a sus Beatles, con una imagen de todo su equipo: “ellos son quienes hacen todas esas canciones tan buenas, todos esos artículos tan maravillosos. Yo lo cuento, pero ellos son realmente los que hacen todos estos trabajos y composiciones sumamente fantásticas. Y como mensaje para llevarse a casa: Mens sana incorpore sano. ¡Muchas gracias!


Cognición, ejercicio y alimentación, pero no solo


A raíz de las preguntas de los asistentes, Fernando y Gustavo aportaron otros factores también claves para un envejecimiento sano. La socialización, el sueño, tener objetivos en la vida (grandes o pequeños) y la meditación fue en los que se detuvieron.

Pero antes de acabar, prácticamente en el último minuto, Gustavo le preguntó: ¿Y tú crees que en un futuro no inmediato, pero sí a medio, el Alzhéimer podrá ser curado con un antibiótico?

Es una hipótesis muy muy interesante, respondió Fernando Maestú. "Me parece fascinante que pueda ser, que pueda haber una relación entre las bacterias y la enfermedad de Alzhéimer y cómo se defiende el cerebro ante esas bacterias y si el amiloide puede estar involucrado en todo esto, o no.

No lo sé, es todavía una cosa muy inicial. Ojalá tenga que ver. Lo que está claro es que es verdad que en los cerebros de los enfermos de Alzheimer se encuentra una alta densidad de bacterias, que muchas incluso están relacionadas con la gingiva de la boca. Y que puede ser que suban por donde sea y lleguen al cerebro o que la microbiota alterada facilite que entren bacterias al cerebro. No lo sé, pero el caso es que están ahí y no tendrían por qué estar, así que tener estas bacterias puede ser un factor que provoque la enfermedad. No están tanto en el envejecimiento normal y están mucho en el patológico. Eso está claro, así que su relación con el deterioro hay que verlo.

Esta idea de que la dieta ayuda es posiblemente también porque la dieta mejora nuestra actividad microbiana y por tanto es el primer ejército de protección ante otros ataques, que quizás impida que llegue al cerebro esta actividad bacteriana. Aunque (…) no está considerada todavía una hipótesis clara de la enfermedad", finalizó, seguido del agradecimiento de Gustavo a Fernando y a todos los asistentes por ser los protagonistas de estos encuentros.

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Escrito por Lola Salado

Consultora de comunicación. Licenciada en Ciencias de la Información, Experto Universitario de Mindfulness en Contextos de Salud (UCM).

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