ARTÍCULO

La leyenda negra de Mindfulness

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escrito por
LOLA SALADO
contenido
Los actuales estilos de vida rebosantes de estrés y frágil salud mental han querido hacer de las prácticas de Mindfulness (atención plena) el “bálsamo de Fierabrás”, que cura todas las dolencias del cuerpo humano, ¡pero no lo es!, tal y como dice Gustavo G. Díez, investigador y director de este laboratorio, en este podcast de Slow Mecine Revolution. Cuenta que la evidencia científica arroja que es efectivo para la reducción del estrés y la ansiedad, así como para prevenir recaídas en el caso de personas que han vivido procesos de depresión. “Es una herramienta formidable bien aplicada con ciertas cautelas, claro, según la población a la que te dirijas”, añade.

Por el contrario, los detractores de Mindfulness lo califican como el “soma” de malvados empresarios para exprimir más y más a sus empleados, mediante el "descaifinamiento" de una práctica espiritual milenaria (la budista) que extraída de su contexto solo sirve para contribuir al afianzamiento del actual status quo, como suelen esgrimir los más críticos, que con el apelativo McMindfulness ya lo dicen todo, aunque a nosotros nos gusta más llamarlo “la leyenda negra de Mindfulness”.

A Nirakara cada equis tiempo llegan tanto halagos como críticas, que por falta de tiempo a menudo no damos respuesta, si bien se suelen quedar a medio hacer. Precisamente, este artículo es un popurrí de reflexiones obra de Gustavo G. Díez, investigador y director de este laboratorio, e Ignacio Jiménez, investigador en estilo de vida e IA también de Nirakara, no acabadas de pulir que por insistencia de esta editora han permitido darle luz.

Estrés en entornos laborales, ¿solo cuestión de carga de trabajo?

¿Cuál es la visión de Nirakara? Esta primera reflexión procede de una crítica en FaceBook que decía:

Buenos días, gracias por esta aportación para sobrellevar mejor el estrés. De ahí, que me haga algunas preguntas. El estrés se produce en las empresas por la alta presión que promueven con su alto nivel de competitividad, que en algunos casos llegan al límite saltándose derechos fundamentales del trabajador. Parece que estemos obligados a practicar unas acciones que son una quimera en el mundo empresarial con jornadas de trabajo extenuantes. Las obligaciones también matan a las personas. O sea que ¿todas estas prácticas son para mejorar los resultados económicos de las empresas? ¿Así el Mindfulness ha venido para quedarse en las empresas pero no para beneficiar al trabajador? ¿Cuándo hablaran de unas prácticas laboralmente adecuadas para que el trabajador no se sienta presionado? Lástima de estas prácticas como todo lo que sucede de un mundo neoliberal que al final se queda o no, según la moda, no para concienciar a las empresas o a los marines yankees que seguían apretando el gatillo aun habiendo hecho Mindfullnes. Un saludo.

Gustavo me envió este texto, como respuesta, escrito con la urgencia de quien vive desde la intención y la acción de poner a disposición de los demás todo lo que sabe que funciona:

“Nos preocupa el estado mental de las personas. Por eso nos dedicamos a la investigación y la intervención. En las empresas que nos contratan, analizamos las causas principales del estrés y ofrecemos asesoramiento sobre cómo reducirlo, basándonos en la literatura científica.

A grandes rasgos, y posteriormente, hacemos intervenciones en los equipos de todo el organigrama. Damos información de los efectos principales del estilo de vida (sueño, alimentación, ejercicio físico, relaciones interpersonales, etc.), hacemos prácticas de mindfulness, también psicoeducativas basadas en neurociencia cognitiva y afectiva para saber detectar el estrés y su repercusión en el sistema nervioso.

En el análisis previo también detectamos que algunos equipos necesitan entrenamientos específicos en habilidades de comunicación, liderazgo, innovación y un largo etc.

Creemos que el problema de la salud mental se resuelve con un plan multidisciplinar en el que la prevención es una de las grandes claves. Hay que tener cuenta que el uso de ansiolíticos se ha disparado en España y los efectos secundarios, en algunos casos, son dramáticos. A menudo, se imputa todo el daño a la carga de trabajo, como fuente principal de la causa de estrés, pero no es la única, ni la más importante, en todos los casos.

Muchas empresas están apenas sobreviviendo. La banca que hoy conocemos, por poner un ejemplo concreto, se hunde. Los peores instintos aparecen cuando el Titanic quiebra su carcasa. A la vez, si hay una opción de sobrevivir, esta pasa por guardar la serenidad, apostar por la innovación, por ideas más amplias, que tengan en cuenta los retos que hoy afrontamos. Insisto. Ante esta circunstancia: ¿Qué es mejor? ¿Dar apoyo a las personas que tienen que tomar decisiones importantes? ¿O dejar que se estrellen?

En las empresas con las que hemos trabajado, hemos visto que el clima laboral, el trato (directamente relacionado con el estilo de liderazgo), la flexibilidad horaria, el reconocimiento, el rol y el salario, son causas muy importantes del bienestar o del malestar de las personas.

No se puede generalizar, ni atribuir características transversales a “todas” las empresas. Probablemente, haya empresas que tienen como objetivo exprimir al trabajador para conseguir más beneficios. Pero no todas las empresas son así. Normalmente la realidad es una amalgama de claros y oscuros. Hemos trabajado con departamentos de empresas que, genuinamente, quieren saber cuáles son las causas del estrés y poner remedio. Y otras en las que efectivamente, podrían contratar un “cursito de mindfulness" o un pintball, indistintamente. Si los consumidores, como nosotros, compramos fijándonos solamente en el precio, probablemente estemos favoreciendo las peores políticas empresariales. Dejemos de echar la culpa al otro. Actuemos”.

"Aumenta la productividad porque me explotan más", gracias a Mindfulness


En esta conversación también participó Ignacio Jiménez, que con la rapidez del rayo nos lanzó estas tres claves:

1. “¿Por qué no poner el énfasis en el propio beneficio de estar mejor, independientemente de que eso resulte en un aumento de producción para la empresa en la que uno trabaja ya que, en realidad, es esperable esa consecuencia? Que sea un beneficio también para la otra parte (la empresa) no quiere decir que el individuo lo tenga que vivir como algo negativo. Eso parece más bien anteponer una ideología al hecho en sí de lo que sucede naturalmente, censurando una realidad, lo cual no tiene mucho sentido”. (Es un hombre de ciencia).

2. “Como dice Gustavo, la carga de trabajo no es el único ni el más importante de los estresores. De hecho, la comunicación entre pares (no sólo con tu líder) y los conflictos que en esa comunicación se generan, son un estresor fundamental. Así, una intervención de este tipo ayuda a mejorar enormemente el clima laboral entre compañeros. Y entonces ocurre de nuevo el punto 1: estás mejor, tus compañeros están mejor, se trabaja más a gusto y se produce más”.

3. Se puede remarcar que el aumento de productividad que nuestros programas “venden” en la mayoría de los casos viene dada por un aumento de la efectividad individual y consecuentemente de grupo. No es para nada equivalente a “aumenta la productividad porque me explotan más”. Por otro lado, ser más efectivo en el trabajo normalmente lleva a una satisfacción personal mayor, que afecta a todos los aspectos de tu vida.

Malestar psicológico, un problema con mil ramificaciones

Interesante, ¿cierto? A vueltas con la situación laboral que vivimos, este otro texto aborda la posición de Nirakara, aunque haya salido del teclado de Gustavo:

“Confieso que, regularmente, tengo la sensación de poner “parches” en un bote que se hunde. De utilizar pequeñas tiritas en una herida que se desangra. Hablo de entender, con más fondo y con más extensión, el problema del **estrés en las organizaciones**. Hablo de actuar, teniendo en cuenta la complejidad del asunto, asumiendo toda solución como una aproximación -insoportablemente- incompleta, y habiendo abandonado la estructura de pensamiento “idealista-terrorífica-salvífica”. El malestar psicológico es un problema con mil ramificaciones. Evidentemente, hay variables sociales, u organizacionales que explican el malestar psicológico. Por ejemplo, el acceso a la educación,  la renta per cápita o el apoyo social son variables fundamentales socioeconómicas; la carga de trabajo o el estilo de liderazgo, son variables que pueden explicar también el malestar de las personas. Pero también hay variables individuales, pues hay personas que son más vulnerables a los estresores.

Pongamos foco en las organizaciones. ¿Qué cultura y qué procesos concretos son a la vez sostenibles y realistas? La sostenibilidad es un concepto prestado de la ecología y es central en nuestro análisis. Si los seres humanos explotamos un bosque a un ritmo demasiado alto, los mecanismos de regeneración del ecosistema no pueden revertir los efectos de la actividad humana y, al cabo del tiempo, el bosque desaparece. Donde antes había biodiversidad, ahora hay desierto. Si una persona está estresada en el trabajo; si las tareas que tiene que desarrollar no tienen ningún valor para su vida; si las relaciones con sus colegas son tóxicas, aunque el sueldo no esté mal, el resultado será devastador. O se robotiza o se angustia y se deprime.

Nuestro objetivo es buscar relaciones de comensalismo o simbiosis entre personas y organizaciones. Muchos de los problemas que enfrentamos hoy, serán resueltos por personas y organizaciones en el futuro próximo. ¿Qué “calidad mental” se necesitan en los individuos y en las organizaciones para poder afrontar todos los retos que nos deparan? Nuestra hipótesis es que el fortalecimiento psicológico tiene un rol fundamental. El tiempo nos dará la razón, o nos la quitará”.

Y ahora dinos, ¿cuál es tu opinión? Nos encantaría saberla... 

Escrito por Lola Salado

Consultora de comunicación. Licenciada en Ciencias de la Información, Experto Universitario de Mindfulness en Contextos de Salud (UCM).

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